Imposible mencionar los llanos orientales sin relucir su música llanera. Por ejemplo, la canción de Ay Mi Llanura de Arnulfo Briceño cuando dice:
“Ay mi llanura
Embrujo verde donde el azul del cielo
Se confunde con tu suelo
En la inmensa lejanía
En la alborada
También, la canción llamada Fiel a mi Llano de Manuel Eslava[1]:
“De abril a septiembre lluvia,
de octubre a marzo sequia
mes de mayo en la llanura es tiempo de vaquerías y criollo se mira el llano,
cuando ya se oculta el día se ve el sol de los venaos, perderse en la lejanía…
Tal vez habrán mejores canciones que describan la biodiversidad y el paisaje llanero, pero estas canciones son un ejemplo de la identidad llanera con la biodiversidad de sus paisajes. Son la memoria cultural que describe la naturaleza de la región, desde la percepción que ha llegado a ser patrimonio inmaterial de la Humanidad según la UNESCO[2].
Bajando las faldas de la cordillera oriental nos encontramos con una inmensidad de suelo que parece no tener fin, llena de pastos, ríos y bosques irregulares. Los llanos orientales pertenecen a la cuenca del Orinoco, la cual llega hasta Venezuela. Se conforma por los departamentos de Arauca, Casanare, Vichada y Meta. Su biodiversidad se compone de 761 especies de aves, 71 de anfibios, 122 especies de reptiles, 658 especies de peces, 127 especies de mamíferos y 4347 de plantas.
Recorriendo los paisajes llaneros, nos encontramos con ecosistemas del piedemonte llanero que rodean las faldas orientales de la cordillera oriental. Es una zona muy importante, ya que son zonas de transición ecológica de bosques montanos con sabanas de altillanura, que distribuye las aguas recogidas por la cordillera y las riega sobre las sabanas, y sus suelos son los más fértiles por los sedimentos traídos de las montañas.
En cambio, el paisaje de la llanura cambia a lo largo del año. Los humedales estacionales que componen las sabanas inundables, en época de invierno, se forman espejos de agua en las planicies provocadas por las lluvias y desborde de los ríos; mientras que, en época de verano estos suelos se vuelven áridos o con pastizales, y algunas zonas tendrán vegetación con agua recolectada del invierno o de los ríos y caños que no se han secado. Por ejemplo, los bosques de rebalse y arbustivos de inundación, bajos, esteros, bijaguales, lagunas de inundación, caños, madreviejas, cañadas y morichales, que en su conjunto han sido estratégicos para establecerse asentamientos y actividades agropecuarias.
En el caso de los morichales, o también llamada cananguchales, es un ecosistema icónico de los llanos orientales caracterizada por su permanente condición pantanosa, o sea con permanente agua, y por sus imponentes palmas de la especie Mauritia flexuosa, que terminan siendo un oasis para los animales silvestres, ante un paisaje dominado por suelos secos en intensos veranos. Lastimosamente, las actividades agropecuarias, la tala y quema para ampliar pastizales han deteriorado este hábitat, al punto de estar en peligro de extinción. Incluso, la creación de carreteras
Las estrategias adoptadas para proteger los morichales y especies en peligro de extinción han sido la creación de reservas de sociedad civil hacia la conservación de estas especies y ecosistemas, bajo la figura RESNATUR. Igualmente, se está potencializando el turismo de naturaleza, estilo safari, para observar animales silvestres y los paisajes bellos de la sabana llanera.
Dedicamos este artículo a los llanos orientales, enamorados de sus paisajes, su cultura, su biodiversidad y su gente. Un territorio donde puede verse los nevados del Cocuy y disfrutar la sabana como en Paz de Ariporo, los bosques del Meta que comienza a mezclarse con la amazonia colombiana y los imponentes ríos que son el hogar de tanta vida acuática y que hidrata los campos.
[1] Tomado de https://www.musicallanera.co/fiel-a-mi-llano/
[2] -https://ich.unesco.org/es/USL/cantos-de-trabajo-de-los-llanos-de-colombia-y-venezuela-01285
– https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/unesco-declara-a-los-cantos-de-trabajo-llaneros-patrimonio-cultural-inmaterial-de-la-humanidad-159106