La debida diligencia es un proceso mediante el cual las empresas que exportan productos deben llevar a cabo una evaluación y gestión de los riesgos asociados con los derechos humanos, el medio ambiente y la gobernanza, a fin de evitar causar o contribuir a impactos negativos en estos ámbitos.

La Unión Europea (UE) ha establecido recientemente una regulación que exige la debida diligencia para la importación de ciertos productos, con el objetivo de prevenir la entrada de bienes que hayan sido producidos mediante prácticas que violen los derechos humanos o que sean perjudiciales para el medio ambiente. Esta regulación se aplica a las importaciones de ciertos productos de alto riesgo, como madera, minerales, textiles, alimentos y productos químicos.

La regulación requiere que las empresas importadoras realicen una evaluación de riesgos y tomen medidas para prevenir y mitigar los impactos negativos en los derechos humanos y el medio ambiente que puedan ser causados por los productos que importan. La debida diligencia también implica la identificación y gestión de los riesgos relacionados con la gobernanza, como la corrupción y el conflicto armado.

En resumen, la debida diligencia es un proceso importante que las empresas deben realizar para garantizar que sus productos no contribuyan a prácticas perjudiciales, tales como la deforestación, violación de los derechos humanos entre otros.