Por: Efraín Camilo Mora Cruz

Cuando observamos la biodiversidad más allá de las paredes que nos encierran, podemos ver la vida como un conjunto de elementos interconectados. Sin embargo, muchas veces no comprendemos cómo un ecosistema se relaciona con otro. Esta comprensión no requiere ser un experto en biología; basta con empezar a vernos como parte integral de esta biodiversidad.

Los organismos necesitan moverse para obtener alimento, refugio y reproducirse, actividades que no siempre son posibles en áreas limitadas y menos cuando el cambio climático y las actividades antrópicas dificultan la obtención de estas cosas. Aquí es donde entran en juego los corredores biológicos, áreas que conectan dos o más ecosistemas fragmentados por actividades humanas como la urbanización o la construcción de infraestructuras. Estos corredores pueden ser túneles bajo carreteras, franjas de vegetación, o extensiones de bosques naturales que facilitan el desplazamiento de especies.

Para identificar y proteger estos corredores, se utilizan Sistemas de Información Geográfica (SIG), que ayudan a mapear áreas protegidas, reservas naturales y posibles rutas de desplazamiento para la fauna. La WWF clasifica los corredores biológicos en tres categorías:

  1. Macro corredores: Con un ancho de al menos cinco kilómetros, conectan grandes unidades geográficas con diferentes climas y ecosistemas.
  2. Corredores biológicos: Tienen entre uno y cinco kilómetros de ancho y mantienen el contacto entre dos ecosistemas.
  3. Corredores de conservación: De aproximadamente un kilómetro de ancho, se usan cuando la fragmentación es severa.

Las especies se desplazan debido a cambios en las condiciones ambientales, como el cambio climático, la deforestación, la caza furtiva, la urbanización de ecosistemas importantes, la creación de vías. Las actividades antrópicas (actividad humana) es la responsable de la desconexión y fragmentación de los ecosistemas y en Colombia la deforestación ha sido un tópico que en los últimos años ha tenido un alza importante, hasta el 2022 (123.517 Ha) que se redujo en un 29% comparado con la deforestación del 2021 (174.103 Ha). Estos desplazamientos son una búsqueda de mejores condiciones de supervivencia, como más alimento o agua, teniendo en cuenta lo anterior, el pasar de los años con las actividades anterior mencionadas y los desastres naturales como deslizamiento, inundaciones y otros desastres harán más difíciles estas condiciones.

Para proteger estos corredores, podemos tomar acciones pequeñas pero significativas desde nuestras vidas cotidianas. Reducir el consumo, apoyar prácticas de consumo responsable como la ganadería sostenible, reciclar y conservar recursos como el agua y la energía son pasos importantes. Además, es crucial informarse sobre especies invasoras y sus efectos, y apoyar a las ONG que trabajan en la conservación de los ecosistemas.

En conclusión, los corredores biológicos son esenciales para la biodiversidad en Colombia. La identificación, cuidado y preservación de estos corredores son fundamentales para los futuros proyectos de conservación en el país. A medida que avanzamos hacia un manejo más sostenible de nuestros recursos naturales, esperemos que continuemos reduciendo la deforestación y fortaleciendo nuestras acciones de conservación.

REFERENCIAS:

-https://www.biodiversidad.gob.mx/region/que-es-corredor

-https://www.wwf.org.co/?328540/Glosario-ambiental-corredores-biologicos-pasadizos-de-la-naturaleza