El sello de bienestar animal está asociado a las nuevas prácticas de consumo que apoyan la sostenibilidad, lo cual constituye un paso significativo en la transformación de las relaciones de los grupos humanos entre sí y con el medio ambiente. Este proceso está marcado por dos factores: primero, una mayor conciencia por parte de los consumidores frente a los productos que adquieren en el mercado; segundo, la asertividad de las compañías para entender qué es lo que en realidad les preocupa a los consumidores y, la necesidad de comunicar claramente su enfoque de sostenibilidad. Estas nuevas tendencias de mercado impulsan la finalización de una era antropocéntrica, es decir, la supeditación de la naturaleza a las necesidades humanas, hoy pierde fuerza.
Tal como lo muestra el Global Sustainable Shoppers Report, realizado en 2018 por The Nielsen Company, el cual contiene las respuestas de consumidores latinoamericanos para saber si están muy o extremadamente preocupados porque las compañías y/o productores implementen programas para mejorar el medio ambiente en su país. El resultado fue el siguiente: en Colombia el 98% de encuestados muestra una extrema preocupación, seguido de México 95%, Brasil 94%, Venezuela 94% Chile92% Perú 92%[1]. Ahora bien, en el caso colombiano el 47% de las personas encuestadas en el país declaró que, incluso si fuesen más caros, comprarían productos sostenibles; el porcentaje mundial se encuentra en el 37%. En México el 83% de los encuestados afirmó que actualmente están comprando productos más amigables con el medio ambiente que hace cinco años[2]. También es interesante caracterizar a los consumidores más preocupados por la producción sostenible; el 85 % de los millennials (24 – 34 años) muestran mayor preocupación, seguido por los centennials (14 – 20 años) con un 80%, y, por último, los baby boomers (50 – 64 años) con un 72%, representan el reto más grande para los productores[3]. Los datos anteriores evidencian que, en América latina cada vez más personas están dispuestas a cambiar sus hábitos de compra, por lo que los consumidores están jugando un rol clave en la demanda de productos con sellos de sostenibilidad.
Entonces, la voluntad de los productores debe hacer un giro en su visión y considerar las tendencias de consumo latinoamericanas. En ese sentido y comprendiendo la sostenibilidad como un proceso que inicia con el reconocimiento de la emergencia planetaria como resultado de las actividades humanas, continuado por la rigurosidad para identificar problemas interconectados a los cuales se debe hacer frente holísticamente, el sello de bienestar animal es una respuesta la necesidad de nuevas reglas de juego que propician la sostenibilidad en la producción animal.
Este sello fomenta el uso eficiente de los recursos, mayor armonía con la naturaleza, y es otorgado a las granjas que cumplen con 12 estándares: acceso a agua suficiente, comodidad durante el descanso, temperatura adecuada, espacio adecuado para el número de animales que lo ocupa, ausencia de lesiones físicas, ausencia de enfermedades, ausencia de dolor en el sacrificio de los animales, cada especie tiene que poder actuar como tal, en consonancia con sus comportamientos naturales, relación entre cuidadores y animales óptima, ausencia de miedo, angustia o frustración animal.
Por esto es pertinente que tanto granjas como compañías continúen implementando programas para mejorar el medio ambiente así como la comunicación de sus políticas de producción animal sostenible y, de tal modo, conseguirán una oferta que satisfaga las nuevas tendencias de consumo donde los productos con sello de bienestar animal serán la primera opción para todos.
[1] Fuente: The Conference Board- Global Consumer Confidence Survey, conducted in collaboration with Nielsen Q2 2017
[2] Fuente: The Nielsen Company. 2019, Los compradores sostenibles compran el cambio que quieren ver en el mundo.
[3]Fuente: The Nielsen Company. 2018, Global sustainable shoppers report.